Tal y como expliqué en el capítulo anterior, el secreto de la fotografía es controlar la luz que entra en nuestra cámara, pues bien, en este segundo capítulo os explicaré la función que realiza el obturador en ello.
Primero de todo, para que entendáis el funcionamiento del obturador, os haré un breve repaso de como funciona un cámara fotográfica.
La luz primero de todo entra por nuestro objetivo, pasando después al cuerpo de la cámara, una vez la luz llega al cuerpo, esta se encuentra con un espejo que la manda hacia arriba y después, a través de un pentaprisma, la luz rebota hasta llegar al visor de la cámara y mostrarnos en nuestro ojo la imagen resultante.
Bien, una vez nosotros queramos tomar la fotografía, pulsaremos al disparador, haciendo que el espejo donde rebotaba la luz hacía arriba se levante y la luz se encuentre entonces con otra barrera, el obturador. La función del obturador, es regular la cantidad de luz que pasará hasta el interior de la cámara, llegando esta al sensor, que es lo que antaño era el carrete en las cámaras analógicas. Una vez llega la luz al sensor, este hace la “magia” de transformar esa luz a través de unas corrientes eléctricas en la fotografía que veremos.
Hecho este rápido repaso del funcionamiento de nuestra cámara, pasamos a explicar la función del obturador, que a parte de regular la entrada de luz, tal y como he comentado, repercute en más aspectos de nuestra fotografía.
El obturador, son dos cortinillas que se abren durante el tiempo que nosotros le digamos, para dejar entrar la luz al sensor, este tiempo lo encontraremos en nuestra cámara en milisegundos, por ejemplo, si obturamos a una velocidad de 1/160, esto quiere decir que en un segundo, el obturador podría abrirse y cerrarse hasta 160 veces, imaginaros que velocidad!, por tanto contra más rápido obturemos, quiere decir que más rápido hará el movimiento de abrirse y cerrarse las “cortinillas” y por tanto, entrará menos luz.
En cambio si disparamos a una velocidad más lenta, por ejemplo, 1/30, el obturador tardará más en abrirse y cerrarse, por tanto, entrará más luz a nuestro sensor.
Como sabremos la cantidad de luz que debemos dejar entrar a través de nuestro obturador para obtener una correcta exposición? Fácil, en todas las cámaras dslr veréis que cuando vamos a disparar, veremos un visor como este
donde como podéis ver, 0 que está en medio es la exposición correcta (según la cámara) y si obtenemos menos que 0 querrá decir que nuestra imagen está subexpuesta (oscura) o si al revés se encuentra por encima de 0 esta estará sobreexpuesta (quemada). Por tanto ajustaremos la velocidad de obturación hasta que nuestro exposímetro nos indique que la fotografía está correctamente expuesta, o sea, que hay la luz adecuada para la fotografía.
Esta sería la primera explicación rápida de la función del obturador, pero a parte de esto, tiene otras funciones “artísticas” que os detallo a continuación.
El poder obturar a velocidades rápidas o lentas, tiene unas ventajas y desventajas que las podemos utilizar de manera artística para tomar la fotografía que tenemos en mente.
Por ejemplo, un efecto secundario que tiene obturar a altas velocidades, es que la fotografía quedará congelada, por ejemplo, si queremos fotografiar a un sujeto en movimiento y que la fotografía no quede movida, si obturamos a velocidades altas por ejemplo 1/250 o más, el sujeto quedará congelado y por tanto nuestra foto nítida. En resumen, si queremos fotografiar a nuestro hijo saltando, jugando a la pelota, a nuestra mascota corriendo, un coche, etc… deberemos utilizar velocidades de obturación altas para congelar dicha imagen.
En cambio el efecto secundario de obturar a velocidades lentas, es distinto, pensar que para obturar a velocidades lentas, por ejemplo 1/40 o menos, deberemos utilizar un trípode, ya que en caso contrario, si tomamos la foto a pulso, esta saldrá movida o borrosa. Para que podemos entonces tomar fotografías a velocidades lentas? Por ejemplo si queremos hacer una fotografía nocturna o con poca luz sin encender el flash, pondríamos nuestra cámara en el trípode y podemos obturar a una velocidad lenta, incluso pasando de milisegundos a segundos y hacer que entre mucha luz al sensor y podamos tomar la foto sin usar el flash, ya que el uso de flash no siempre es recomendable, ya que puede quemar la imagen que tomemos en un metro de distancia y el resto aparecer totalmente oscuro. En cambio si obturamos a velocidad lenta encima un trípode, podremos tomar muy buenas fotografías con poca luz. Esta precisamente es una de las ventajas de las cámaras Reflex, el hecho de poder tomar fotografías con poca luz usando la velocidad de obturación.
También con velocidades lentas podemos hacer fotografías de “larga exposición”, por ejemplo, muchos de vosotros habéis visto estas fotografías tan espectaculares en que el agua se ve con aspecto sedoso, esto se consigue con un trípode y fotografiando a varios segundos de exposición, por ejemplo 2,3 o incluso llegando a un minuto o mas de exposición.
En resumen, la velocidad del obturador a parte de incidir en la entrada de luz a nuestro sensor, lo podremos utilizar para realizar una fotografía en movimiento, con poca luz o crear un efecto sedoso en el agua o en el cielo con las nubes.
Si os acordáis en el primer capítulo os hablé de los tres pilares imprescindibles de la fotografía como són obturación, diafraga e iso, estos tres conceptos forman lo que llamamos triángulo de exposición, esto quiere decir que el valor que pongamos en uno de ellos, hará que el otro varíe para conseguir la exposición correcta, por tanto, al obturar a larga o lenta velocidad, hará que también tengamos que tocar los otros dos parámetros de dicho triángulo de exposición. Una vez hayamos finalizado el capítulo 4 en el que ya conozcamos estos tres conceptos, os detallaré la incidencia de cada uno de ellos en el modo de disparo manual, per esto será en el capítulo 5.
Bien, ahora que ya conocemos lo que hace el obturador de nuestra cámara, paso a explicaros el modo semiautomático del dial que en Nikon es el modo S, prioridad de obturación. Este modo lo que nos permite es que nosotros solo tengamos que decirle a la cámara la velocidad de obturación que queremos y ella, de manera automática en función de la luz que haya en la escena, nos variará el resto de opciones, o sea el diafragma e iso.
Por ejemplo, imaginemos que vamos a ver a nuestro hijo que hace salto de pértiga, y queremos fotografiar justo en el momento que el está saltando, al ser un momento que pasará muy rápido, no queremos estar mirando el resto de controles de nuestra cámara, pero lo que sabemos es que para congelar la imagen en el momento del salto y que la fotografía no salga movida, deberemos disparar a una velocidad alta de obturación. Pues es aquí donde nos interesa este modo de disparo, ya que al poner el dial en el modo “S”, simplemente le tendremos que dar a la cámara un valor de obturación alto, por ejemplo 1/250 y ella se encargará de regular el resto de parámetros para conseguir una correcta exposición en esta fotografía.
Espero que os haya quedado claro el concepto de Obturación en nuestra cámara Reflex y su modo de disparo semiautomático en la que le damos prioridad a ese concepto. La próxima semana subiré el capítulo número 3 en el que nos centraremos en el diafragma y su modo también semiautomático de prioridad.
Gracias y hasta pronto.
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